Los tres pilares fundamentales en los que se sustenta la pedagogía Montessori son la mente absorbente del niño, el ambiente preparado y la trasformación del adulto.

Como el niño ya posee un maestro interior que le hace aprender de una forma innata, lo único que debemos hacer nuestra forma de verle y preparar un ambiente preparado adecuado a cada una de sus etapas de desarrollo.

El ambiente preparado significa que los espacios deben ser ricos en estímulos para favorecer el aprendizaje e interés de los niños, los materiales deben poseer capacidades intrínsecas que despierten y favorezcan su atención y concentración. De hecho, uno de los principales períodos sensitivos del niño de los 0 a los 6 años es el amor por el ambiente y el orden así que debemos disponer todos los materiales y elementos del espacio de una forma harmónica. Por el contrario, el ambiente deberá poseer pocas distracciones como una decoración excesiva, pósters colgados en las paredes, etc. para no desviar la atención del niño.